Cuentan
los que lo vieron, yo no estaba, pero me lo dijeron, que en un pequeño reino
vivían un rey y una reina que no habían conseguido tener hijos. Un día, la
buena noticia llego a palacio, la reina estaba embarazada; el rey al
encontrarse tan feliz, le regalo a la reina una cadenita dorada que contenía
dos abalorios, habían un corazón, el rey le explico a la reina que era el suyo y que
siempre le había pertenecido a ella; el segundo abalorio era una corona,
representaba a la reina, ya que, según le dijo el rey, no había reina más
hermosa en todo el mundo.
Tras nueve
meses, la reina dio a luz a una hermosa niña, pero durante el parto hubo alguna
complicación y la reina empezó a tener molestias. Sabiendo que no iba a vivir
mucho, le dijo al rey que le entregase la cadenita a su hija para que se acordara
de ella y, además, le hizo prometer al rey que se casaría con otra mujer que
fuera mucho más hermosa que ella; el rey, muy angustiado y triste, le prometió a
la reina cumplir sus promesas.
Después
de morirse la reina, el rey se encerró en su habitación sin querer estar con
nadie, ni siquiera quería ver a su hija, porque le recordaba a la reina.
Algunos
años después, el rey por fin salió de su habitación, fue a ver a la princesa
para cumplir la promesa de su esposa, le entrego la cadena con los dos
abalorios. Al ver a la princesa, el rey se dio cuenta que ya no era una niña,
se había convertido en una mujer muy hermosa. Pensó en la segunda promesa que
le había hecho a su esposa, se volvería a casar con una mujer más hermosa que
ella. El rey decidió que se casaría con ella, la princesa no podía creer la
decisión de su padre, pensaba que se había vuelto loco.
Su padre
le insistió en que se casase con él, la princesa le pido que si de verdad se
quería que se convirtiese en su esposa, que
le dejase llevar en la boda el vestido que llevo su madre, la diadema
que lucio, su alianza de boda y le tenía que hacer un regalo de pedida, quería
tener un abrigo que estuviese hecho con toda clase de pieles de animales que
existiesen. El rey no estaba de acuerdo con esto, pero pensándolo mejor, dejo a
la princesa que llevase las cosas de su madre, ninguna otra mujer las iba a
lucir mejor que la princesa; y puso a todos sus súbditos a trabajar para hacer
el abrigo de toda clase de pieles.
Cuando por
fin acabaron el abrigo, el rey se lo entrego a la princesa junto a las cosas de
su madre; la princesa decidió escaparse, no podía consentir que su padre se
casase con ella; cogió todo lo que su padre le había dado, junto con la
cadenita de su madre y otros dos vestidos que habían pertenecido a su madre,
junto al vestido de boda eran los vestido más bonitos que la princesa había
visto nunca; se puso el abrigo de toda clase de pieles y se dirigió al bosque.
Un día
en el bosque, después de haberlo recorrido y vivido en él durante un tiempo, la
princesa se encontró con unos guardias, estos al verla con el abrigo pensaron
que era un animal, pero al acercarse más, comprobaron que se trataba de una
joven muchacha. Los guardias decidieron llevársela a su castillo para que el príncipe
decidiera que hacer con ella.
La primera
vez que el príncipe vio a la chica no se fijo mucho en ella, además su original
abrigo no se lo permitía; el príncipe decidió que se quedará en el castillo,
podía servir de ayuda en la cocina. La princesa estuvo de acuerdo con la decisión
del príncipe pero, puso una condición, no se podía quitar el abrigo en ningún momento,
el príncipe acepto sin ninguna condición.
La princesa
se habituó muy bien al castillo, pronto simpatizo con todos los sirvientes,
pero en lo único en lo que podía pensar la princesa era en el príncipe, se
había enamorado locamente de él.
Un día
el príncipe anunció que era el momento de elegir esposa y, para ello,
organizaría un baile que duraría tres días y al que tenían que acudir todas las
jóvenes princesas de todos los reinos.
La primera
noche, durante el baile, la princesa pido permiso para poder ir a ver el baile.
En cuanto se lo dieron, subió corriendo a su habitación y se puso uno de los
vestidos de su madre, era dorado como el sol y le quedaba muy bien, también se
puso la diadema.
Al entrar
en el baile, todo el mundo se quedo hipnotizado al ver una chica tan hermosa,
el príncipe dejo de lado a las otras princesas para poder bailar con la chica
del vestido dorado. Después llevar toda la noche bailando juntos, la princesa
se tuvo que ir ya que se había acordado que le tenía que preparar un caldo que el
príncipe se tomaba todas las noches, antes de ir a prepararlo se volvió a
colocar el abrigo. Cuando estaba preparando el caldo, dejo caer en el plato la
pequeña corona que colgaba de la cadenita.
Cuando el
príncipe se tomo el caldo, noto que estaba especialmente bueno esa noche y,
además, al tomarse la última cucharada, se encontró con una pequeña corona; se
dirigió a la cocina extrañado de lo que se acababa de encontrar, la princesa no
sabía nada acerca de la coronita, así que el príncipe regresó a su habitación.
La segunda
noche, la princesa volvió a pedir permiso para ir a ver el baile y se puso otro
de los vestidos de su madre, este era de un tono plateado, igual de hermoso que
el dorado, además volver a llevar la diadema.
El príncipe
bailo con ella hasta que se tuvo que ir a prepararle el caldo, esta vez la
princesa dejo caer el corazón de la cadenita y el príncipe se extraño otra vez
de lo que se había encontrado en su caldo.
La última
de las noches, el príncipe decidió que se casaría con la chica con la que había
bailado las otras dos noches. Para la
última noche, la princesa decidió ponerse el vestido que su madre había llevado
en su boda, este era el vestido más brillante que había visto nunca.
Mientrás
estaban bailando, el príncipe deslizo un anillo en uno de los dedos de la
princesa sin que se diera cuenta. Cuando la princesa se tuvo que ir a preparar
el caldo, no se pudo cambiar el vestido, así que se puso el abrigo encima de
este. Al llevarle el caldo al príncipe, este vio que en uno de los dedos de la
chica se encontraba el anillo que le había dado a la princesa del baile, comprendió
que se trataba de la misma chica, por lo que le pido que se quedara hasta que
se terminara el caldo; cuando acabo de tomárselo, el príncipe vio un pequeño
destello que provenía del cuello de la princesa, se levanto y cogió la pequeña
cadenita de la que colgaba un anillo, el príncipe le pregunto a la princesa que
si sabía lo que significaba el anillo, la princesa le miro desconcertada puesto
que no sabía de que estaba hablando; el príncipe le dijo que por fin había
encontrado a su reina y le señalo el anillo que la princesa tenía en el dedo, esto
es verdad y no miento, como me lo contaron te lo cuento.
No has adaptado apenas nada y has dejado la alusión al incesto que es inaceptable en una adaptación para primaria.
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